Una semana de desaciertos electorales en Catalunya

En tan solo una semana de campaña electoral en Catalunya hemos podido constatar el estado real de la política, de la clase política y de los partidos políticos en Catalunya. La conclusión no puede ser otra; no se puede hacer peor. La aseveración es a su vez poliédrica porque, se mire por donde se mire y a quién se mire, resulta desalentador. Analicemos los hechos.

Elecciones al parlamento catalán
Elecciones al parlamento catalán

El pistoletazo de salida, perdón, el bombillazo, lo da la candidata popular con el lanzamiento de un vídeo de sus nuevas generaciones ( no sé si el futuro será mejor que el presente) en el que se lanzaban ideas contra los inmigrantes ilegales. Alicia Sánchez Camacho corrige el tiro, diciendo que había sido un malentendido y que la culpa es de la empresa. Mientras tanto, arropa el mensaje lanzado contra la inmigración días atrás y refuerza el mensaje de otros correlegionarios suyos como la campaña lanzada con aquellos folletos en Badalona no hace mucho. Lo retiro, hablo con un senegalés, no digo que no ni que si. Tibieza que le confiere titulares hasta en la prensa internacional, platós de televisión de cadenas a nivel nacional y una notoriedad buscada más allá del propio mensaje.

No es la única que se ha apoyado en la Red para polemizar sobre su campaña. La joventut socialista de Catalunya lanza un vídeo para animar a la participación ante la previsible desmovilización del electorado de PSC en el que establece un paralelismo entre votar y … tener un orgasmo. Montilla tardó en salir, lo justo para que se difundiera  y fuera portada de todos los informativos digitales y físicos, desmarcándose del mismo, aunque sin rechazarlo por completo. Desconozco si influidos por Bauman y su teoría del amor líquido como gran teórico de la posmodernidad o de la neomodernidad como lo califica Vallespín, la candidata Montserrat-Nebrera, (ex- del partido popular) anima al voto transparente envuelta en una toalla tras una alocución erótica subida de tono.

A todos y todas ellas, el paralelismo del sexo y el uso de la red como elemento independiente a su estrategia electoral, les ha permitido a todos colocarse en la campaña, posicionarse y ganar notoriedad, si. Pero a qué precio? Ahora iremos con ello, porque aún nos quedan un par de píldoras más.

El cúmulo de errores no termina aquí. Conocidos los sondeos y el supuesto inmovilismo de los votos, el candidato perdedor pretende posicionarse en escena alegando a la caridad cristiana de los votantes catalanes. Una legislatura más por favor Ayyyy, que cuatro años más y me voy!!! Suplicando por una reelección sin proponer nada más que su salida de la vida política salga elegido o no. Flaco favor a sabiendas de los escasos apoyos que recaba a día de hoy si les anuncia que se irá si no sale elegido. Pero le conferido la notoriedad y el éxito de marcar la agenda en los últimos 3 días de campaña, obligando a reabrir un debate entre los demás candidatos sobre su opinión acerca de la limitación de mandatos. Por cierto, un debate que se cerró en falso por su voto en contra, entre otros, durante la legislatura que ahora acaba. Un mensaje que seguía a un no rotundo a una nueva reedición del tripartito y a un aviso de calma ante la declaración de su patrimonio. Será que tendrán que hacer muchas cuentas.

McLuhan alertaba del riesgo de convertir el medio en mensaje y Lakoff advierte que el éxito de un buen candidato y de un buen partido es re enmarcar el discurso para posicionar la agenda. Los asesores de Obama marcan la importancia de coordinar la comunicación y el discurso del candidato y del partido con su presencia en la web. Desgranemos estos elementos en los anteriores ejemplos.

Efectivamente todos han cometido el error de convertir el medio en el mensaje. Aprovecharse de las redes sociales y de la red para la campaña no es sólo lícito, sino necesario. Que permite una flexibilidad mayor y más frescura también se le reconoce. Pero no se puede uno desmarcar de lo lanzado en la web, queriéndose aprovechar de sus posibilidades de colocar el mensaje, sin afrontar las consecuencias ni mantener la coherencia con el resto de la campaña. Claro que para que exista coherencia debe existir mensaje y discurso. Ninguno ha conseguido enmarcar el mensaje, bueno sí, posiblemente Sánchez Camacho sí lo ha conseguido, pivotando el debate de las elecciones entre inmigración si, inmigración no, un debate de trazo grueso ante un problema mucho más complejo al que ninguno plantea una solución clara para los ciudadanos. Uy lo que he dicho, los ciudadanos. Y esos dónde están? En el voto por el Estatut la participación fue pírrica, la tendencia de participación para las autonómicas catalanas oscila entre el 64%(2003) y el 56% (2006)  mientras que la participación en las generales alcanzó el 76,96% en 2004 y el 71,22% en 2008.

La desafección política supone un reto para todas las fuerzas políticas no sólo catalanas, ni españolas, sino de todas las democracias representativas consolidadas. Sin embargo, en esta ocasión, observamos cómo la lejanía del electorado catalán con sus representantes autonómicos excede a la de sus representantes en el Parlamento español.Algo que seguramente ha llamado a la reflexión de los dirigentes y líderes políticos de Catalunya, aunque, si bien el esfuerzo es notable, el resultado ha sido contraproducente.