Una reflexión sobre las elecciones de casa (UC3M)

 

Mañana entraremos en la última semana electoral para elegir al Rector de nuestra Universidad. Y parece mentira porque, entre unas cosas y otras, llevamos ya más de un mes de campaña electoral, con sus correspondientes recesos entre primera y segunda vuelta.

En ocasiones la vida es caprichosa y nos coloca entre diferentes coyunturas de tal modo que, valiéndonos de nuestra capacidad y habilidad, podamos, no sólo salir airosos, sino convertir dichas dificultades en oportunidades para salir reforzados.

Siendo este un blog de reflexión y siendo conocidos mis intereses por las campañas electorales, por las TIC, los partidos, el liderazgo político, consideraba una incongruencia no dedicar algún post a las elecciones de mi casa. Dado que la campaña se cierra el próximo miércoles, le dedicaré algunos post a analizarlas desde el punto de vista técnico, discursivo, programático y comunicativo.

Pero hoy quiero hablar sobre esa encrucijada antes mencionada. La encrucijada de un modelo social en crisis; un modelo económico en crisis y un modelo energético en crisis (mis más sinceras condolencias y apoyo solidario a Japón). Un mundo globalizado en el que cada uno busca la defensa de sus intereses, de obtener un beneficio corto y miope, de sobrevivir aplastando al otro, con mucho miedo por todo lo que perder y por la incertidumbre de lo que ganar, aunque justamente lo que se pudiera perder es aquello que nos ha llevado hasta aquí. Una espiral de consumo, un crecimiento de la competitividad desbocada y desmedida, un incremento de la conflictividad y de la mejora constante de la productividad para conseguir ganar más que el de enfrente, investigar para ganar dinero no para vivir mejor, innovar para ser competitivos no para mejorar nuestro bienestar.

Y en este mismo instante, nosotros elegimos Rector. Contextualizo el momento porque me parece significativo. Japoneses, libios, egipcios, tunecinos, franceses, alemanes, españoles, todos luchamos por lo mismo; por sobrevivir. Y en este preciso instante las Universidades, los centros de pensamiento ¿qué hacen? ¿qué dicen? muchas están demasiado pendientes de publicar en revistas de impacto, de escribir en lenguas e idiomas que no son entendidos por sus conciudadanos, los muchos preocupados por una hiperspecialización que ha conseguido que no entendamos los conflictos generales y globales. No es baladí, simplemente una coincidencia. Estamos ante un cambio de modelo social, económico, político, o cuanto menos, tenemos la oportunidad de cambiarlo. Y los que vivimos la Universidad; profesores, pas, estudiantes, tenemos la obligación de contribuir a cambiar ese modelo, de aportar nuestro conocimiento, nuestro deseo de transformación, nuestro pensamiento crítico. Aportarlo a las sociedades y a las comunidades políticas, no exclusivamente a las comunidades científicas. Hemos perdido el sentido de la misión de la Universidad y me creo en la obligación de gritar que debemos retomar su rol y su importancia. El hombre no sólo busca la supervivencia, busca la felicidad, y ambas cosas, las logra a través del conocimiento.

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